8.- Rezar a la Santísima Virgen, a los Ángeles y a los Santos ¿no es contrario a la enseñanza de que Jesucristo es el único Mediador entre Dios y los hombres?
Es verdad que San Pablo afirma que “uno es Dios, y uno también el mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”(I Timoteo 2,5).
Sin embargo, la afirmación de la mediación de Cristo no excluye que pueda haber otros mediadores secundarios, pues el propio Apóstol es el primero en pedir la intercesión de otros para con Dios.
San Pablo escribiendo. Museo Nacional del Prado
San Pablo escribiendo. Museo Nacional del Prado
Por ejemplo, en su Carta a los Cristianos de Roma, San Pablo hace la siguiente súplica: “Entre tanto, hermanos, os suplico por Nuestro Señor Jesucristo, y por la caridad del Espíritu Santo, que me ayudéis con las oraciones que hagáis a Dios por mí“ (Romanos 15,30). Y, en su segunda Carta a los fieles de la ciudad griega de Corinto, escribe: ”Dios [...] el cual nos ha librado y nos libra de tan graves peligros, y en quien confiamos que todavía nos ha de librar, ayudándonos vosotros también con vuestras oraciones“ (II Corintios 1,9-11).
Ahora bien, si no fuera lícito recurrir a la intersección de María Santísima, porque sería contrario a la mediación de Cristo, el Apóstol no hubiera dado él mismo el ejemplo, pidiendo para sí las oraciones de los fieles.
9-¿Cómo se explica la mediación de Nuestra Señora, de los Ángeles y de los Santos?
Nuestro Señor Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres, como enseña San Pablo.
Siendo al mismo tiempo Dios y hombre, Él une los dos extremos que necesitan ser reconciliados, el hombre y DIOS.
No obstante, esa mediación absoluta de Cristo no impide que haya otras mediaciones subordinadas y dependientes de la suya (cfr. Gal.3, 19).
Madonna dei raccomandati (de los que a Ella se encomiendan). Catedral de Orvieto, Itália. Lippo Memmi (1291 — 1356)
No obstante, esa mediación absoluta de Cristo no impide que haya otras mediaciones subordinadas y dependientes de la suya (cfr. Gal.3, 19).
Madonna dei raccomandati (de los que a Ella se encomiendan). Catedral de Orvieto, Itália. Lippo Memmi (1291 — 1356)
La Santísima Virgen fue el instrumento del que Dios quiso valerse para la Encarnación del Verbo, escogiéndola como Madre de Jesucristo, el Mediador universal. María tiene una relación y una unión tan íntima con su Divino Hijo que, por los méritos de Él, puede Ella obtener que nos conceda las gracias divinas.
De modo semejante, los Santos y los Ángeles están unidos a Dios por su amor y fidelidad; son los amigos de Dios y Dios no dejará de atender sus pedidos, Asi, podemos recurrir a ellos para obtener el auxilio del Cielo.
10.- Entonces, ¿venerando a María Santísima y recurriendo a Ella estamos agradando a DIOS?
Perfectamente. Obrando así estamos imitando al Arcángel San Gabriel, que la saludó de parte del mismo Dios: ”Dios te salve, ¡oh llena de gracia¡” (Lc.1,28); y estamos haciendo lo mismo que Santa Isabel que, llena del Espíritu Santo exclamo: “Bendita tu eres entre [todas] las mujeres”.
11-¿Existe en la Biblia alguna prueba de que debemos imitar en eso al Arcángel San Gabriel y a Santa Isabel?
Sí. La propia Virgen profetizó que esa veneración le sería prestada hasta el fin del mundo. Respondiendo a la salutación de su prima, Ella entonó el bellísimo cántico de acción de gracias dirigido a Dios, en el cual proclamó: “ya desde ahora me llamaran Bienaventurada todas las generaciones" (Lc. 1, 48).
12.- ¿Se puede probar según los Evangelios la eficacia de la intercesión de María?
Los Evangelios atestiguan la eficacia de la intersección de María Santísima para alcanzarnos favores, ya sean de orden espiritual o material.
San Lucas presenta a Nuestra Señora santificando a San Juan Bautista cuando todavía él estaba en el vientre materno. Al visitar a su prima Santa Isabel, ésta, llena del Espíritu Santo exclamó: “Bendita tu entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre”.
La intercesión de María Santísima, incluso para pedidos de orden material, es resaltada por San Juan en el episodio de las bodas de Caná. Faltó vino en la fiesta del matrimonio al que Nuestro Señor y su Santa Madre habían asistido. María tuvo pena de los recién casados por la humillación que iban a pasar. Se dirigió entonces a su Hijo, pidiéndole que hiciera un milagro. Él transformó el agua en vino, realizando así su primer milagro público (Juan 2, 1- 11).
Las Bodas de Caná . Giotto |
La intercesión de María Santísima, incluso para pedidos de orden material, es resaltada por San Juan en el episodio de las bodas de Caná. Faltó vino en la fiesta del matrimonio al que Nuestro Señor y su Santa Madre habían asistido. María tuvo pena de los recién casados por la humillación que iban a pasar. Se dirigió entonces a su Hijo, pidiéndole que hiciera un milagro. Él transformó el agua en vino, realizando así su primer milagro público (Juan 2, 1- 11).
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